La última vez que el presidente de la república, Pedro Castillo Terrones, vino a Arequipa fue el domingo 30 de mayo para participar como candidato en el debate presidencial de segunda vuelta organizado en esta ciudad. Aquel día, en el aula magna Simón Bolívar de la Universidad Nacional de San Agustín, y con la atención de casi todo el Perú, enfrentó a Keiko Fujimori en este encuentro, su rival de elecciones.
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Llegó a Arequipa un día antes del debate, en una tarde violenta que dejó más de un fujimorista herido cerca al aeropuerto Alfredo Rodríguez Ballón. Ese sábado dijo que “estar en Arequipa es como estar Chota”, bonitas palabras para una platea que lo había colocado en el primer lugar de las votaciones de la primera vuelta. Pedro Castillo obtuvo en la región 32.1%. Su rival apenas el 4%.
Pero fácil es hablar cuando se está en campaña y el elogio brota con facilidad en cualquier ciudad que el político visita. Porque lo mostrado en los primeros 100 días del gobierno de Castillo no responde al cariño devotado en campaña.
LAS FIESTAS SIN PRESIDENTE
Quizás más ocupado con las frecuentes crisis políticas generadas en Lima, la relación con Arequipa ha sido distante. Por ejemplo, Pedro Castillo no vino a la sesión solemne organizada por el 481 aniversario de la ciudad en días en que la pandemia del coronavirus empezaba a ceder luego de golpear con fuerza en mayo y junio.
Así rompió una tradición iniciada con Ollanta Humala cuando participó en esa ceremonia a semanas de su juramentación como presidente de la república. Lo mismo hizo Pedro Pablo Kuczynski en el 2016. Martín Vizcarra también participó como presidente recién juramentado en marzo, en el 2018.
Castillo no vino, al contrario, mandó a su esposa, Lilia Paredes Navarro. La primera dama visitó una feria artesanal en la plaza Las Américas más no participó en los eventos protocolares desarrollados en el Teatro Municipal en el centro de la ciudad.
CONFLICTO CON ALCALDES
Pero su ausencia solo fue preludio de la relación que mantendría con las autoridades mistianas anfitrionas en estos eventos protocolares. Entre el gobierno y los alcaldes se generó un problema a raíz de las deudas tributarias pagadas por mineras, entre ellas, Cerro Verde y Buenaventura, que juntas abonaron más de 3 mil millones de soles. Los burgomaestres pedían que ese dinero se quede en la región para distribuirlas en obras de impacto para el departamento.

Los alcaldes estuvieron en esos afanes desde septiembre con reuniones incluso desarrolladas en Lima donde solo eran atendidos por funcionarios más no por los hombres que toman decisiones. La molestia de las autoridades se expresó en medios locales. Hubo una reunión fugaz con Guido Bellido en septiembre cuando también visitó esta ciudad el ex presidente de Bolivia, Evo Morales, pero no se llegó a ningún acuerdo. En Lima tuvieron frente al mismo presidente, pero no hubo nada concreto, ni siquiera un compromiso. Por tal motivo llegaron a realizar un plantón en el Congreso para que sean escuchados.
Luego de descoordinaciones en la segunda quincena de octubre el gobierno regional y los municipios recibieron más de 600 millones de soles por regalías mineras que aparentemente provendrían de los pagos realizados por las mineras señaladas.
TÍA MARÍA
En el interín se generó un impase por una supuesta visita de Guido Bellido al valle Tambo para cancelar el proyecto Tía María. El congresista, Jaime Quito, anunció esta llegada, luego desmentida por el mismo Bellido, quien mientras ejercía como premier jamás pisó Cocachacra. Solo vino en dos ocasiones a la región (Caylloma y Arequipa) antes de su despido del Consejo de Ministros.
CONGRESISTAS
Otro problema de 100 días se materializó en el poco apoyo de los congresistas de Arequipa a las acciones de gobierno. Después de instalado el nuevo gobierno, dos congresistas han votado en oposición a las medidas propuestas por el Ejecutivo. Diana Gonzáles de Avanza País y Ricardo Medina de Renovación Popular no le han dado el voto de confianza ni a Bellido ni Mirtha Vásquez.
Si bien el resto de la representación parlamentaria arequipeña ha respaldado el gabinete ministerial liderado por Bellido, con Mirtha Vásquez sucedió lo contrario. Porque a los recurrentes congresistas opositores se sumó Jaime Quito y María Antonieta Agüero de Perú Libre quienes descontentos por la elección de Vásquez decidieron no darle la confianza. Así la relación con los legisladores tampoco es buena.
Precisamente Agüero hizo noticia en estos 100 días al revelar que el sueldo de congresista no le alcanzaba. “El sueldo a mí no me alcanza, por todo el compromiso que tenemos en nuestro despacho”. Luego diría que sus palabras fueron tergiversadas.
BAJA POPULARIDAD
Si a nivel de autoridades la relación es precaria, con sus electores está igual. La última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) revela que, en el sur, Pedro Castillo aparece con 42.2% de aprobación en octubre; en septiembre aparecía con 57%. En la región Castillo ganó la segunda vuelta con 64%.
Golpeada por la alta cotización del dólar y el incremento de los precios de alimentos básicos, la población empieza a ver con otros ojos a Castillo.
A 100 días de su gobierno el presidente Castillo no ha hecho mucho por ganarse a una ciudad conocida por decantarse con rapidez de los candidatos que convierte en presidentes.