Las trágicas historias del tráfico ilegal de animales

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El león Aarón descansa de los maltratos padecidos hace nueve años en un circo de Tingo María, Huánuco. Junto a otros cinco leones fue rescatado y traído para su cuidado al zoológico Zoomundo de Paucarpata. José Granados, encargado del área zoológica de este establecimiento, recuerda que llegó pequeño, casi sin melena. “Parecía hembra”, comenta.

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No tiene garras. Los dueños de aquel circo se las arrancaron para que no dañe a sus domadores. Estas no crecen como las uñas de los humanos. Simplemente no volverán a aparecer.

En general Aarón es tranquilo y desconfiado, pero hubo una ocasión en que se le fue encima a un cuidador. Luego repararon que cuando Aarón escuchaba el sonido de un llavero o similar a un látigo, reaccionaba con violencia. Un trauma adquirido de la relación con sus domadores.

Hoy el león está mejor que cuando estaba en el circo. (Foto: Jhonny Pineda)

Hoy se le ve gordo y grande. Mejor que cuando estaba en aquel circo. Pero jamás dejará esa jaula. Nació en aquel circo y no conoce de vida silvestre. No sabe cazar para comer ni marcar territorio como lo haría su especie. Ni tiene garras para defenderse de un oponente o depredador. Solo, en un bosque, moriría. Gracias a aquellos humanos traficantes su vida ha sido sentenciada a ese ambiente de zoológico.

VÍCTIMAS DEL TRÁFICO

Casi el 90% de los aproximadamente 270 animales protegidos en Zoomundo fueron rescatados por Serfor de los traficantes. A unos metros de Aarón está Salomón, uno los engreídos de Granados. Este otorongo llegó bebé al zoológico. Lo rescataron de un mercado de San Gabán en Puno. “Parece que lo iban a llevar a un parque de ese poblado por orden de un alcalde”, recuerda Granados. Llegó de dos meses y medio. Desde pequeño lo alimentaron con leche. Afuera de su refugio se observa una foto de cachorro. “¿Cómo crees que lo llevaron a San Gabán? Tuvieron que matar a la madre para cazarlo”, comenta.

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Salomón fue encontrado bebé en una plaza de San Gabán.

En una enorme jaula hay loros, una de las especies más traficadas en Arequipa. Las aves están sueltas. Pueden interactuar con el público. Son curiosas. Te acercas con tu celular para tomarles foto y aparecen lentamente para investigarte. “Todos provienen del tráfico ilegal”, remarca Granados. “Para que uno llegue vivo, han tenido que morir diez en el camino”, señala. El método para trasladar a un lorito es cruel. A muchos los llevan en botellas o hacinados en cajas. Estos loros no pueden reproducirse en Arequipa porque necesitan niveles de humedad que la ciudad no ofrece. No tendrán familia y vivirán en esta jaula.

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Todos los loros de Zoomundo provienen del tráfico ilegal de animales.

A la tigrilla Sasi la encontraron en un bus interprovincial en una pequeña caja. A Bambi, una taruca macho, fue hallado bebé con la espalda llena de gusanos en Chiguata. Hay tortugas que fueron abandonadas en parques y monos encontrados en árboles de Hunter.

Casi todos los animales de este zoológico tienen terribles historias producto del tráfico ilegal. La policía y trabajadores del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) los rescatan y llevan a este zoológico para su cuidado perpetuo.

CONDENADOS

No todos pueden ser liberados. Luis Felipe Gonzales Dueñas, administrador técnico de Serfor en Arequipa, explica que luego de una revisión médica, evalúan el nivel de impronta o dependencia del animal al ser humano. Si no pasan este examen su destino será el zoológico hasta que mueran.

Gonzales Dueñas recuerda que en una ocasión rescataron diez águilas del valle del Colca, donde las tenían amarradas de las patas para que no volarán. Fueron llevadas al local del Serfor y una de ellas se escapó. Dueñas temió que volara y escapara, pero notó que el águila solo daba saltos de un lado a otro. No volaba. Nunca lo hizo. Tenía el águila en su oficina y solo daba saltos. Fue llevada a un zoológico.

Felipe Dueñas, administrador técnico de Serfor, también advierte que es ilegal tener animales disecados en casa.

“No son animales domésticos. Un proceso de domesticación no se da la noche a la mañana. Lo estás amansando. El proceso de domesticación ha llevado cientos de años (…) Estos animales son dependientes del ser humano. No saben valerse por sí mismos. No han conocido la naturaleza. Si al mono le das alimento a la boca, solo conoce que el alimento viene de la mano del hombre, pierden el instinto de cazar”, señala Dueñas.

La relación de los humanos con estos animales no termina bien. Creen que la docilidad mostrada por los monos o loros de pequeños se mantiene hasta su adultez. Todo lo contrario. Al crecer muestran conductas agresivas. Los monos empiezan a morder o los loros a generar destrozos en la casa.

LOS MÁS TRAFICADOS

Las especies más traficadas en el Perú son las aves, primates y reptiles como las lagartijas. Son 442 especies vendidas al día en el país y hay 59 amenazadas, mientras que 69 937 animales fueron rescatados entre el 2000 al 2016.

En Arequipa se venden en mercados, pero también en tiendas. Según Dueñas, en el 2020 debido al cierre del país por la cuarentena decretada para controlar la pandemia, se ofrecían los animales por Facebook. Si buscan en esta red social todavía pueden ver grupos que venden, por ejemplo, loros.

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Rescata de un ave por parte de personal de Serfor.

Las temporadas de mayor venta en la región se dan a fin de año, por los ritos y sanaciones, y meses previos al inicio de la época escolar; los padres los compran para regalarlos a sus hijos.

También se considera tráfico la venta de pieles, cuernos, colas, animales disecados, etc. Para obtener estos pedazos han tenido que matar a los animales.

Los animales grandes no son negocios, sino los pequeños. “En el caso de los animales pequeños han tenido que matar a la madre. En el caso de los primates generalmente están prendidos al cuerpo de la madre y para quitárselo la matan. Porque no es negocio para ellos vender la madre. Nadie compra animales adultos”, señala Dueñas.

Arequipa se consideraba una ciudad de tránsito para el tráfico ilegal de animales, pero conforme han pasado los años ya es un mercado importante para ofrecerlos a compradores.

No compres estos animales, no seas cómplice. (Foto: Jhonny Pineda)

El tráfico ilegal de animal se sanciona con cinco años de cárcel y con multas de millones de soles. Pero este mercado negro continúa. “Mientras haya compradores, habrá comercializadores”, sentencia Dueñas.

Compre un animal silvestre y lo condenará para toda su vida.

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